sábado, 22 de junio de 2013

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el niño feliz y la escuela


El niño feliz y la escuela

Si un niño es feliz está bien en cualquier lugar. Es necesario poner en práctica la pedagogía del amor, de la proximidad, el abrazo continuo, el corazón que ama y educa al mismo tiempo. La pedagogía de la exigencia, corrección, educando la voluntad, a fin de que el niño aprenda a valorar la vida, el límite como hábito, en el buen manejo de su libertad. Educar a un niño para que sea feliz, no implica sólo pensar en sus aprendizajes sistemáticos, sino trabajar su autoestima, valorizándolo, haciendo que viva más emociones positivas que negativas, escuchando sus sentimientos, dándoles su identidad.

Hay algunos padres que quieren hijos exitosos y el sistema educativo, premia al de mejor nota. La escuela tradicional ha funcionado evaluando el éxito. Hoy es necesario, otros indicadores. Por ejemplo la ciencia, debe estar guiada por el amor. Puede sonar poético pero es necesario porque una ciencia sin amor, es destructiva. Al niño que aprende le hace falta inteligencia emocional. Es necesario plantearse nuevos paradigmas, diseños curriculares y profesionales que lo lleven a cabo. Es muy importante la estimulación temprana porque disfruta aprendiendo, desarrolla su creatividad e imaginación sus capacidades, fortalezas y reconoce sus debilidades.

En la escuela, el niño comparte con otros, sale para enfrentarse con un mundo lleno de exigencias. Es de vital importancia como padres de familia y educadores, se estimule constantemente a los niños en las diferentes etapas y así dar respuestas a las exigencias sociales y personales. Un niño es feliz en la escuela, cuando lo es en la casa, ésta es su base y los rieles por los que transitará toda su vida. La escuela debe acompañar este proceso educativo caminando en la misma dirección.

La sonrisa tendría que ser considerada un elemento típicamente escolar, como son los libros, los cuadernos, los lapiceros o las pizarras. Hoy, quizás más que nunca, es preciso devolver la sonrisa a los rostros de los niños y niñas y al semblante de sus maestros y maestras.

La presencia o no de sonrisas es uno de los más fieles y sensibles barómetros para medir el nivel de presión en la atmósfera de una clase. La sonrisa es un termómetro preciso que refleja la calidez o frialdad del encuentro humano en el que se sostiene un determinado modo de intervención pedagógica. La sonrisa marca en las caras de alumnos y profesores, de padres e hijos, cuál es la temperatura con la que se cuece el proceso educativo.

Nuestra clase podía ser entendida, considerada y vivida como un campo de cultivo de sonrisas. Fui reconociendo que, como maestro, estaba llamado a ser, en cierto modo, un sembrador de sonrisas, un cultivador de alegrías. Por eso procuraba que lo primero que encontrasen los niños cada mañana, al comenzar una nueva jornada escolar, fuese mi sonrisa. Esta era, conscientemente, mi primera actividad o lección del día: la energía de la sonrisa, el regalo de la sonrisa, el arte de sonreír, pero sobre todo, el derecho a la sonrisa.

La sonrisa es también una energía que es preciso atenderla, enfocarla, activarla y cultivarla.

La sonrisa constituye un extraordinario alimento que ha de estar presente y servirse en la mesa (pupitres) de cada día. Es una medicina que actúa de manera fulminante y eficaz, es la vitamina por excelencia para nuestro corazón.

La sonrisa nos alisa y allana el camino para llegar a los demás y nos abre sus puertas. Trazar una sonrisa en el momento del encuentro es como decir: ¡Aquí estoy!. Quien devuelve la sonrisa no está sino respondiendo: “Pasa y entra”. La sonrisa pone la llave y abre la puerta.

Yo regalaba a mis alumnos mi sonrisa y ellos me la devolvían multiplicadas. Y fuimos puliéndolas, limpiándolas, distinguiéndolas de esas otras sonrisas moldeadas por la malicia, el sarcasmo, el cinismo, la mordacidad o la acritud.

Cuando un niño o una niña sonreían ante mi presencia sentía que con él o ella era toda la Creación, el Universo entero el que se regocijaba en su sonrisa.

Cada vez que sonreía a un niño le estaba diciendo: “Me gusta estar aquí”.

Cada vez que un niño o niña sonreía estaban diciéndome: “Soy feliz estando aquí y contigo”.

Esta es una de las máximas felicidades de este trabajo: escuchar cómo cantan y cómo ríen los niños que se marchan y alejan tras haber pasado toda una mañana contigo.

sábado, 2 de marzo de 2013

Mi primera publicación

La compu y yo
Yo ocupo la computadora para realizar mis tareas de la escuela, ya que toda la información que necesito esta en Internet, ademas que utilizo los programas de Word, excel, power point.
Soy una aficionada a facebook, me la paso mucho tiempo ahí, ademas que ocupo la computadora para checar mi correo electrónico y bajar fotografías.
Otro de los usos que le doy aes para ver fotografías y modificarlas usando los distintos programas que me ofrece la computadora.
Para pasar el tiempo juego ajedrez o bus caminas.

Como docente
La computadora me servirá para buscar información que necesite para poder completar mi planeacion y para poder dar el tema a mis alumnos.
Ademas que es importante no alejarme de la computadora ya que cada día existen nuevos programas que ayudan a la educación.

Propuesta
Los alumnos y yo podremos crear un grupo de estudio vía Internet en el cual ellos me manden la tarea y si ellos tuvieran alguna duda yo se las podría solucionar en algún videochat. Ademas que juntos podríamos aprender mas sobre computación y sus innovaciones.